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miércoles, 10 de junio de 2009

Los hombres son de Marte, las mujeres de Venus



Libro: "Los hombres son de Marte, las mujeres de Venus"
Autor: John Gray
Temas: Autosuperación y relaciones humanas.

Hombres y mujeres parecen proceder de distintos planetas. Son biológicamente similares, usan las mismas palabras, comparten el mismo espacio geográfico; pero sus códigos de comportamiento, su idioma (lo que quieren expresar con sus palabras), sus valores existenciales son distintos.

Esta obra es tanto una guía para la comprensión de las actitudes y palabras del sexo opuesto como una propuesta para minimizar desde una perspectiva afectivamente positiva las consecuencias de los desencuentros. Un libro, pues, absolutamente necesario para quienes, viviendo en pareja o con deseos de hacerlo, quieren dar y obtener lo máximo de su amor.

Las estaciones del amor

Una relación es como un jardín. Para tener éxito debe ser regada regularmente. Debe cuidársela especialmente tomando en cuenta las estaciones así como también cualquier fenómeno climático caprichoso. Deben sembrarse nuevas semillas y la maleza debe ser retirada. De la misma manera, a fin de mantener viva la magia del amor tenemos que comprender sus estaciones y alimentar las necesidades especiales del amor.

La primavera del amor:
Enamorarse es como la primavera. Pensamos que seremos felices para siempre. No podemos imaginar que alguna vez dejaremos de amar a nuestra pareja. Es un tiempo de inocencia. El amor parece eterno. Es un tiempo mágico en que todo parece perfecto y funciona sin esfuerzo. Nuestra pareja parece ser la contraparte perfecta. Bailamos sin esfuerzo juntos en armonía y nos regocijamos de nuestra buena fortuna.

El verano del amor:
A lo largo del verano de nuestro amor nos damos cuenta de que nuestra pareja no es tan perfecta como pensamos y de que tenemos que trabajar en nuestra relación. No solo nuestra pareja es de otro planeta, sino que es también un ser humano que comete errores y de alguna manera es imperfecto.
Surgen la frustración y la decepción, las malezas tienen que ser sacadas de raíz y las plantas necesitan un riego adicional bajo el sol cálido. Ya no es tan fácil dar amor y recibir el amor que necesitamos. Descubrimos que no siempre estamos felices y no siempre nos sentimos afectuosos.
Esta situación no coincide con nuestra imagen del amor. Muchas parejas se decepcionan en esta etapa. No quieren trabajar en una relación. Esperan con falta de realismo que será primavera todo el tiempo. Le echan la culpa a su pareja y renuncian.
No se dan cuenta de que el amor no siempre es fácil; a veces necesita un duro esfuerzo bajo el cálido sol. En la estación veraniega del amor, necesitamos estimular las necesidades de nuestra pareja así como pedir y obtener el amor que necesitamos. No ocurre en forma automática.

El otoño del amor:
Como resultado de atender el jardín durante el verano, cosechamos los frutos de nuestro duro trabajo. Ha llegado el otoño. Es una época dorada, rica y satisfactoria. Experimentamos un amor más maduro que acepta y comprende las imperfecciones de nuestra pareja así como las propias. Es una época de acción de gracias y de participación. Al haber trabajado tanto durante el verano podemos relajarnos y gozar del amor que hemos creado.

El invierno del amor:
Entonces el clima vuelve a cambiar y llega el invierno. Durante los meses fríos e infecundos del invierno, toda la naturaleza se repliega sobre sí misma. Es una época de descanso, reflexión y renovación. Es la época de las relaciones en que experimentamos nuestro propio dolor no resuelto o nuestra personalidad sombría. En ese momento caen nuestras restricciones y emergen nuestros sentimientos dolorosos. Es una época de crecimiento solitario en que tenemos que mirarnos más a nosotros mismos que a nuestras parejas en busca de amor y satisfacción. Es una época de soluciones.
Es la época en que los hombres hibernan en sus cuevas y las mujeres se hunden hasta el fondo de sus pozos. Después de amarnos y aliviarnos a través del oscuro invierno del amor, la primavera regresa entonces inevitablemente. Una vez más recibimos la bendición de los sentimientos de esperanza y amor y de una abundancia de posibilidades. Basándonos en el alivio interior y en la búsqueda del alma de nuestro viaje invernal, estamos entonces en condiciones de abrir nuestros corazones y de sentir la primavera del amor.

Para tener éxito en nuestras relaciones debemos aceptar y comprender las diferentes
estaciones del amor. A veces el amor fluye con facilidad y en forma automática; otras veces requiere cierto esfuerzo. A veces nuestros corazones están colmados y otras están vacíos. No tenemos que esperar que nuestra pareja se muestre siempre afectuosa o que incluso recuerde como serlo. Tenemos que darnos también a nosotros mismos ese regalo de comprensión y no pretender recordar todo lo que aprendimos sobre la manera de dar afecto.

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