El libro continua a la venta tanto en Lulu como en Bubok

viernes, 29 de abril de 2011

Amor, riqueza o éxito



Una mujer regaba el jardin de su casa y vio a tres viejos con sus años de experiencia frente a su jardín.

Ella no los conocía y les dijo:
- No creo conocerlos, pero deben tener hambre. Por favor entren a mi casa para que coman algo.

Ellos preguntaron:
- ¿Está el hombre de la casa?
- No, respondió ella , no está.
- Entonces no podemos entrar, dijeron ellos.

Al atardecer, cuando el marido llegó, ella le contó lo sucedido.
- ¡Entonces diles que ya llegué; invítalos a pasar!

La mujer salió a invitar a los hombres a pasar a su casa.
- No podemos entrar a una casa los tres juntos, explicaron los viejitos.
- ¿Por qué?, quiso saber ella.

Uno de los hombres apuntó hacia otro de sus amigos y explicó:
- Su nombre es Riqueza.

Luego indicó hacia el otro.
- Su nombre es Éxito y yo me llamo Amor. Ahora ve adentro y decide con tu marido a cuál de nosotros 3 desean invitar a vuestra casa.

La mujer entró a su casa y le contó a su marido lo que ellos le dijeron.
El hombre se puso felíz:
- ¡Qué bueno! Y ya que así es el asunto entonces invitemos a Riqueza, que entre y llene nuestra casa.

Su esposa no estuvo de acuerdo:
- Querido, ¿porqué no invitamos a Éxito?

La hija del matrimonio estaba escuchando desde la otra esquina de la casa y vino corriendo.
- ¿No sería mejor invitar a Amor? Nuestro hogar estaría entonces lleno de amor.
- Hagamos caso del consejo de nuestra hija, dijo el esposo a su mujer. Ve afuera e invita a Amor a que sea nuestro huesped.

La esposa salió y les preguntó
- ¿Cuál de ustedes es Amor? Por favor que venga y que sea nuestro invitado.
Amor se sentó en su silla y comenzó a avanzar hacia la casa. Los otros 2 también se levantaron y le siguieron.
Sorprendida, la dama les preguntó a Riqueza y a Exito:
- Yo invité sólo a Amor. ¿Por qué Uds. también vienen?

Los viejos respondieron juntos:
- Si hubieras invitado a Riqueza o a Éxito, los otros 2 habrían permanecido afuera, pero ya que invitaste a Amor, donde vaya él, nosotros vamos con él.

Donde quiera que hay amor, hay también riqueza y éxito.

Autor Desconocido

jueves, 28 de abril de 2011

Cuando alegras a los demás



Cuando alegras a los demás no tienes manera de evitar sentir alegría.

Enseñando a los demás, no puedes dejar de aprender de manera profunda y sustancial.

No puedes forzar a nadie a comprenderte.
Sin embargo intentando sinceramente comprender, lograrás ser comprendido.

La mejor manera de lograr que tu punto de vista sea aceptado no es gritando. Es escuchando como sabrás de qué manera hablar más efectiva y convincentemente.

La mejor manera de ayudarte a ti mismo es ayudando a los demás. Esa hermosa paradoja es la base de la civilización en su forma más maravillosa.

Cuanto más positivamente afecte tu vida a los demás, más brillantemente se reflejará a su vez en ti.

Si te sientes un poquito deprimido, ofrece tu bondad, tu cuidado, tu tiempo y tu atención a alguien.

Y haciéndolo levantarás, como mínimo, a dos personas.

Autor Desconocido

miércoles, 27 de abril de 2011

Recibiendo protección de los ángeles



Invoque a los guardianes celestiales que están más cerca de los problemas cotidianos. En esta nota le enseñamos como hacerlo.
Hay cinco jerarquías angélicas que se mantienen en estrecho contacto con el plano terrestre. Trabajan en grupo para aliviar a hombres y mujeres de sus problemas cotidianos. Una vez que son invocados, difícilmente abandonen ese hogar, porque se sienten responsables del bienestar de la familia por la que velan. son ángeles sencillos y trabajadores. Para llamarlos, solo hace falta depositar una ofrenda en un sitio determinado.

Ángeles de la Energía:
Se entiende como energía espiritual. Es la carga de fuerza, de entusiasmo con que los seres humanos dan comienzo a sus proyectos, a sus actividades. Sin esto, la vida seria un trajín carente de alegría y de interés.
Como invocarlos: Encienda una vela azul o violeta un lunes ni bien se levante. Junto al candelabro, coloque una pequeña campanita plateada.

Ángeles Sanadores:
Bajo la guía de Rafael, su poderoso Arcángel, están llenos de amor hacia sus hermanos humanos. Se presentan en cada hogar en el que haya un enfermo, deseosos de ayudar.
Como invocarlo: En una bolsita de tela, coloque un puñado de hiervas aromáticas y varias clases diferentes de té en hebras. Cuelgue la bolsa en una ventana, del lado de afuera para que se seque bien. Al cabo de tres días, colóquelas en un platito y enciéndalas para que despidan un intenso aroma que impregne la casa. Para quemar las hierbas, elija un día miércoles.

Ángeles del Hogar:
Son los custodios del núcleo familiar, de los ancianos, de los niños. Una familia puesta conscientemente bajo la protección de su ángel vive en una constante aura de bendición y de armonía. Estos ángeles colaboran activamente en el crecimiento espiritual de su familia, interviniendo también para defenderla en las controversias y en los problemas materiales.
Como invocarlos: En cada dormitorio, coloque un florero con una rosa amarilla. Al lado de la flor, encienda una vela amarilla. Este ritual debe realizarse en la noche de un domingo.

Ángeles de la Naturaleza:
Son los Devas elementales o espíritus de la Naturaleza. Viven en simbiosis con flores, piedras, nubes o cursos de agua. Regulan el clima, los elementos y el crecimiento de los vegetales Cuando el hombre aprenda a contactarlos, obtendrá el máximo de la Naturaleza, con equilibrio y armonía.
Como invocarlos: En un lugar al aire libre, donde abunden las flores, los árboles, el agua o haya montañas, deje en el sitio que más lo atraiga una pequeña canasta con flores y golosinas.

Ángeles de la Belleza:
Son criaturas sumergidas en una dimensión de luces y sonidos, armonía, belleza sin limite. Buscan el contacto con seres humanos espiritualmente elevados para trasmitirles ritmos y armonías. Es así que algunos artistas están inspirados por ellos y recogen de lo alto de planos astrales los sonidos y formas que los ángeles le sugieren.
Como invocarlos: Cree en su casa un rincón especial, donde abunden los objetos bellos. Si tiene un instrumento musical, no dude en colocarlo allí. Jarrones, pinturas, velas coloridas, una alfombra vistosa pueden darle al ambiente el clima ideal para que estos ángeles se sientan convocados.

Autor Desconocido

martes, 26 de abril de 2011

Doy gracias por ti


Mi buen amigo
raras veces es la amistad como la tuya
cuánto me gustaría ser
la ayuda que tú has sido para mí,
de los tantos por los que oro,
tú eres uno por el cual le pido a Dios
ricas bendiciones, de las más selectas que posee
y te conceda su benevolente cuidado...
Cuando yo recuerdo, de tanto en tanto,
cómo has inspirado mi corazón
me encuentro inclinado orando que Dios bendiga
a mi amigo hoy con mucha frecuencia;
ante su trono de Gracia
me viene el recuerdo de tu rostro
y entonces, instintivamente, oro
para que Dios te guíe por todo el camino...
Espero algún día, estar parado contigo
delante del trono, a la diestra de Dios
y decirte, al final del camino:
Alabado sea el Señor, porque tú has sido mi amigo
a Dios doy gracias por ti.

Joseph Clark

lunes, 25 de abril de 2011

Disfruta el silencio


El silencio es la capacidad de pensar sin cabeza, volar sin alas, caminar sin pies, observar sin perturbar, escuchar sin interrumpir, palpar sin crear incomodidad, disfrutar de una flor sin robarle su aroma, pero sobre todo la capacidad de entrar en uno mismo y ver nuestra realidad.

Momentos maravillosos que vivo en el silencio y soledad de mi habitación, observo por la rendija de la persiana a las estrellas que brillan cual si fueran la luz de las luciérnagas alumbrando la noche. Voy reconociendo nuevamente quien soy.

Alguna vez he pedido que se pare el mundo por qué inconscientemente he querido bajarme de el. Sonrío y pienso: "Ha sido una gran mentira o tal vez lo he dicho de broma", ahora mismo no tengo intenciones de dejar de ser.

El amor por mi vida me permite mantener el corazón abierto lleno de buenos sentimientos capaz de dar y recibir amor. En silencio reconozco el entusiasmo por crecer y aportar lo mejor de mí.

En esos momentos cuando he caído, cuando se han agotado mis fuerzas y el viento sopla queriendo apagar la luz de mi camino y todo se torna oscuro, sé que soy fuerte, capaz de seguir creyendo, andando y viviendo.

En otros momentos el silencio hubiese sido enloquecedor, pero hoy simplemente lo he disfrutado.

Autor Desconocido

domingo, 24 de abril de 2011

Confía en Dios



Haz lo que sabes que puedes hacer hoy... ¡Y luego confía en Dios para que Él haga lo que no puedes hacer! Mateo 28:20

La Pascua y la sabiduría de un niño


Jeremy nació con un cuerpo deforme y una mente lenta. A la edad de 12 años estaba todavía en segundo de primaria y no daba señales de poder adelantar. Su maestra, Doris Miller, a menudo se exasperaba con él pues con frecuencia se retorcía en su asiento y lanzaba gruñidos. Otras veces hablaba de manera clara y precisa, como si un rayo de luz penetrase en la oscuridad de su cerebro. La mayor parte del tiempo, sin embargo, Jeremy le causaba irritación.

Un día la maestra llamó a los padres de Jeremy y les pidió que fueran a verla para una tutoría. Cuando los Forrester entraron en la clase vacía, Doris les dijo: "Lo que realmente necesita Jeremy es una escuela especial. No es bueno para él estar con niños menores que no tienen problemas de aprendizaje. Hay una diferencia de cinco años entre su edad y la de los otros en su aula." La Sra. Forrester sacó un pañuelo y lloró quedamente, mientras su marido hablaba: "Srta. Miller, no hay escuelas de ese tipo en las cercanías. Sería un terrible golpe para Jeremy si tuviésemos que sacarlo de esta escuela. Sabemos que realmente le gusta estar aquí." Doris permaneció sentada un largo rato después de que se hubiesen marchado, mirando fijamente la nieve a través de la ventana. Su frialdad parecía filtrarse hasta su alma. Quería simpatizar con los Forrester. Después de todo, su único hijo tenía una enfermedad terminal. Pero no era justo mantenerlo en su clase. Ella tenía otros 18 niños a los que dar clase y Jeremy era una distracción para ellos. Además, él nunca aprendería a leer y escribir, así que ¿para qué perder más tiempo intentándolo? Mientras ponderaba la situación, un sentimiento de culpabilidad se apoderó de ella. "Aquí estoy, protestando, cuando mis problemas no son nada comparados con esa pobre familia", pensó. "Por favor, Señor, ayúdame a ser más paciente con Jeremy."

Desde ese día, intentó ignorar los ruidos de Jeremy y sus miradas vacías. Un día, Jeremy se dirigió hasta su mesa, arrastrando tras de sí su pierna mala: "Te quiero, Srta. Miller", exclamó lo bastante fuerte para que la clase entera lo escuchase. Los otros estudiantes soltaron risitas entrecortadas y Doris enrojeció. Balbuceó: "¿Co-cómo? Muchas gracias Jeremy. A-ahora vuelve a tu sitio, por favor".

Llegó la primavera, y los niños hablaban animadamente de la llegada de la Pascua. Doris les contó la historia de Jesús, y para enfatizar la idea del nacimiento a una nueva vida, dio a cada uno de los niños un gran huevo de plástico. "Ahora quiero que os lo llevéis a casa y que lo traigáis de vuelta mañana con algo dentro que signifique una nueva vida ¿Lo habéis entendido?". "Sí, Srta. Miller", respondieron los niños con entusiasmo, todos excepto Jeremy. Él la escuchó dando muestras de estar comprendiendo lo que decía. Sus ojos no dejaron de estar fijos en el rostro de la maestra. Incluso ni hizo sus ruidos habituales. ¿Había entendido el chico lo que ella había explicado sobre la muerte y resurrección de Jesús? ¿Había entendido la tarea asignada? Tal vez debiera llamar a sus padres y explicarles a ellos el proyecto.

Esa tarde, el fregadero de la cocina de Doris se atascó. Llamó al plomero y esperó durante una hora a que viniera. Después tuvo que ir al mercado para hacer sus compras, planchar una blusa y preparar un examen de vocabulario para el día siguiente. Olvidó por completo llamar a los padres de Jeremy.

A la mañana siguiente, 19 niños llegaron a la escuela, riendo y hablando mientras dejaban sus huevos en la gran cesta de mimbre sobre la mesa de la Srta. Miller. Tras acabar su lección de matemáticas, llegó el momento de abrir los huevos. En el primer huevo, Doris encontró una flor. "Oh, sí. Una flor es ciertamente un signo de nueva vida. Cuando las plantas brotan sus flores, sabemos que ha llegado la primavera". Una pequeña en la primera fila agitó su brazo. "Ese es mi huevo, Srta. Miller". El siguiente huevo contenía una mariposa de plástico que parecía muy real. Doris la mantuvo en alto: "Una oruga cambia y se transforma en una bonita mariposa. Sí, también es nueva vida". La pequeña Judy sonrió orgullosa y dijo, "Srta. Miller, ese es mío". En el siguiente, Doris encontró una roca con musgo. Explicó que ese musgo también significaba vida que crece aun en una piedra. Billy alzó la voz desde el fondo de la clase: "Mi papá me ayudó", dijo sonriente. Entonces Doris abrió el cuarto huevo y tuvo que controlarse para no exhibir un gesto de decepción. El huevo estaba vacío. Con toda seguridad debe ser de Jeremy, pensó, y, naturalmente, él no ha entendido mis instrucciones. Si no hubiese olvidado telefonear a sus padres... Para no hacerle pasar un mal rato, con cuidado puso el huevo a un lado y alcanzó otro. De pronto Jeremy dijo: "Srta. Miller, ¿no va usted a hablar de mi huevo?". Doris replicó desconcertada: "Pero Jeremy, tu huevo está vacío". Todos se rieron. Él la miró fijamente a los ojos y dijo suavemente: "Sí, pero la tumba de Jesús también estaba vacía". El tiempo se paró. Cuando pudo hablar de nuevo, Doris le preguntó: "¿Sabes por qué estaba vacía la tumba?". "Oh, sí. A Jesús lo mataron y lo pusieron dentro. Pero el volvió a la vida y se fue de la tumba. Por eso la tumba estaba vacia"

La campana del recreo sonó. Mientras los niños corrían animadamente hacia el patio del colegio, Doris lloró. La frialdad de su interior de desvaneció por completo. Más tarde ella se ocupó de explicarle a todos los niños que el ganador había sido Jeremy y las razones por ello.

Tres meses más tarde, Jeremy murió. Aquellos que fueron a expresar sus condolencias se sorprendieron al ver 19 huevos sobre la tapa de su ataúd. Todos ellos vacíos.

Autor Desconocido

sábado, 23 de abril de 2011

El puente




La historia de un hombre que tiene que escoger entre la vida de su hijo y la de cientos de personas dentro de un tren. Basada en la película "Most" que representa el amor de Dios por nosotros.

Ilumina tu aura


Todos queréis gozar de buena salud, todos queréis vivir en paz, amor y alegría. Pero en cambio he aquí que, no sólo no hacéis gran cosa para lograrlo, sino que incluso se diría a veces que hacéis todo lo posible para ignorarlo.

¿Cómo pensáis que todas estas bendiciones os lloverán así, por casualidad? Para atraerlas, debéis hacer esfuerzos, ejercicios. Entre estos ejercicios, uno de los más eficaces es trabajar con el aura.

Existen métodos de concentración para desarrollar el aura, pero el mejor método, el más seguro, es la práctica de las virtudes. Con el amor vivificáis vuestra aura; con la sabiduría la hacéis luminosa; con la fuerza de vuestro carácter la hacéis poderosa; con una vida pura la hacéis clara y cristalina.

Cada virtud que desarrolláis proporciona una nueva cualidad a vuestra aura. Y esta aura viva, luminosa, poderosa y clara es la que atrae sobre vosotros todas las bendiciones del Cielo.

Omraam Mikhaël Aïvanhov

viernes, 22 de abril de 2011

Soneto a Cristo crucificado



No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

¡Tú me mueves, Señor! Muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido;
muéveme ver tu cuerpo tan herido;
muévenme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme en fin, tu amor, y en tal manera
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.

Anónimo

jueves, 21 de abril de 2011

Los tres árboles


Había una vez hace mucho tiempo, tres árboles en una colina de un bosque.
Hablaban acerca de sus sueños y esperanzas y el primero dijo: "Algún día seré un cofre de tesoros. Estaré lleno de oro, plata y piedras preciosas. Estaré decorado con un labrado muy fino y todos verán mi belleza".

El segundo árbol dijo: "Algún día seré una poderosa embarcación. Llevaré a los más grandes reyes y reinas a través de los océanos, e iré a todos los rincones del mundo. Todos se sentirán seguros por mi fortaleza, fuerza y armadura".

Finalmente, el tercer árbol dijo: " Yo quiero crecer para ser el más recto y grande de todos los árboles en el bosque. La gente me verá en la cima de la colina, mirará mis poderosas ramas y pensarán en el Dios de los cielos, y cuán cerca estoy de alcanzarlo. Seré el más grande árbol de todos los tiempos y la gente siempre me recordará".

Después de unos años de que los árboles oraban para que sus sueños se convirteran en realidad, un grupo de leñadores vino donde estaban los árboles. Cuando uno vió al primer árbol dijo: "Este parece un árbol fuerte, creo que podría vender su madera a un carpintero", y comenzó a cortarlo. El árbol estaba muy feliz debido a que sabía que el carpintero podría convertirlo en un cofre para tesoros.

El otro leñador dijo mientras observaba al segundo árbol: "Parece un árbol fuerte, creo que lo podré vender al carpintero del puerto". El segundo árbol se puso muy feliz porque sabía que estaba en camino a convertirse en una poderosa embarcación.

El último leñador se acercó al tercer árbol; éste estaba muy asustado, pues sabía que si lo cortaban, su sueño nunca se volvería realidad.

El leñador dijo entonces: "No necesito nada especial del árbol que corte, así que tomaré este". Y cortó al tercer árbol.

Cuando el primer árbol llegó donde el carpintero, fue convertido en un cajón de comida para animales, fue puesto en un pesebre y llenado con paja. Se sintió muy mal, pues eso no era por lo que tanto había orado.

El segundo árbol fue cortado y convertido en una pequeña balsa de pesca, ni siquiera lo suficientemente grande para navegar en el mar, y fue puesto en un lago. Y vió como sus sueños de ser una gran embarcación cargando reyes había llegado a su final.

El tercer árbol fue cortado en largas y pesadas tablas y dejado en la oscuridad de una bodega.

Años más tarde, los árboles olvidaron sus sueños y esperanzas por las que tanto habían orado.

Entonces, un día, un hombre y una mujer llegaron al pesebre. Ella dió a luz un niño, y lo colocó en la paja que había dentro del cajón en que fue transformado el primer árbol.

El hombre deseaba haber podido tener una cuna para su bebé, pero este pesebre debería serlo. El árbol sintió la importancia de este acontecimiento y supo que ese día había contenido el más grande tesoro de la historia.

Años más tarde, un grupo de hombres entraron en la balsa en la cual habían convertido al segundo árbol.

Uno de ellos estaba cansado y se durmió en la barca. Mientras ellos estaban en el agua una gran tormenta se desató y el árbol pensó que no sería lo suficientemente fuerte para salvar a los hombres. Los hombres despertaron al que dormía, éste se levantó y dijo :" ¡Calma! ¡Quédate quieto! ", y la tormenta y las olas se detuvieron. En ese momento el segundo árbol se dió cuenta de que había llevado al Rey de Reyes y Señor de Señores.

Finalmente, un tiempo después alguien vino y tomó al tercer árbol convertido en tablas. Fue puesto a las espaldas y fue cargado por las calles, al mismo tiempo que la gente se burlaba y escupía al hombre que lo cargaba.

Se detuvieron en una pequeña colina y el hombre fue clavado al árbol y levantado para morir en la cima de la colina. Cuando llegó el domingo, el tercer árbol se dió cuenta de que el fue lo suficientemente fuerte para permanecer erguido en la cima de la colina, y estar tan cerca de Dios como nunca, porque Jesús, el Hijo de Dios, había sido crucificado en él.

La moraleja de esta historia es que cuando las cosas no vayan como nosotros esperamos, siempre debemos saber que Dios tiene un plan para nosotros. Si ponemos nuestra confianza en Dios, Él te dará grandiosos regalos a su tiempo y en su momento. Cada uno de los árboles obtuvo lo que siempre quiso, sólo que no en la forma en que lo habían imaginado.

No siempre sabemos cuales son los planes de Dios para nosotros. Solamente sabemos que sus caminos no son nuestros caminos, pero siempre son los mejores.

Autor Desconocido

miércoles, 20 de abril de 2011

Vuelo del alma


Cuando el camino se hace cuesta arriba,
no lo dejes.
Cuando las cosas andan mal, como a veces sucede,
no abandones.
Cuando no consigas resultados, y se sumen los problemas,
no te rindas.
Cuando quieras sonreír y sólo puedas suspirar,
no te caigas.

Cuando la suerte te sea adversa
y no encuentres ya fuerzas para seguir,
no renuncies.
Cuando no encuentres compañeros de lucha,
no te apures.
¡Hay manos que sostienen las tuyas!

Cree y siente en cada minuto de tu vida,
deja que tu alma “vuele libre” por los jardines
hermosos de la confianza en algo superior,
que llega donde nuestra visión no puede alcanzar,
pero sí nuestro corazón lo puede sentir.
¡Tu alma desea estar libre para darte fuerza y estímulo!
¡Intenta!

Cierra los ojos por algunos minutos
y deja tus pensamientos volar
por sitios de amor.

No podemos cambiar el mundo,
ni quitar todo el dolor de la tierra,
ni tener ya resueltos todos nuestros problemas,
pero sí podemos, a cada minuto,
mirar con ojos del amor a cada cosa.

Si pensamos que todo es pasajero,
miraremos con cariño lo negativo
que nos encamina a la elevación y perfección,
y luego observaremos con felicidad
el cambio del mal en bien,
de tristezas en alegrías.

Lo que hoy nos hace sonreír,
fueron las cosas que ayer nos hicieron llorar.
Nuestras faltas de hoy también son las alegrías de mañana.

Las personas se van,
los amores se pierden en el tiempo,
los problemas se solucionan,
hasta el mismo sol se va cada noche,
para renacer al día siguiente…
no te quedes en el medio del camino,
porque allá, adelante…
¡Algo te espera!

Ana L. de Rivera

martes, 19 de abril de 2011

¿Tú quien eres?

¿Qué clase de ser humano soy? Menuda pregunta ¿Verdad? Comenzó a hacerme cosquillas en el corazón, después de leer a Alberto Magno, para quien hay tres plenitudes: La del vaso, que retiene y que no da nada... La del canal, que da y no retiene... La de la fuente, que crea, retiene y da.

Y entonces comprendí que, hay seres humanos vaso, cuya única ocupación es almacenar virtudes, ciencia y sabiduría, objetos y dinero. Son aquellos que creen saber todo lo que hay que saber; tener todo lo que hay que tener, y consideran su tarea terminada cuando han concluido su almacenamiento. No pueden compartir su alegría, ni poner al servicio de los demás sus talentos, ni siquiera repartir sabiduría. Son extraordinariamente estériles; servidores de su egoísmo; carceleros de su propio potencial humano.

Por otro lado existen los seres humanos-canal, son aquellos que se pasan la vida haciendo y haciendo cosas. Su lema es: "producir, producir y producir". No están felices si no realizan muchas muchísimas actividades y todas deprisa, sin perder un minuto... Creen estar al servicio de los demás, fruto de su neurosis productiva, cuando en realidad su accionar es el único modo que tienen de calmar sus carencias... Dan, dan y dan; pero no retienen.

Pero también podemos encontrar seres humanos-fuente, que son verdaderos manantiales de vida. Capaces de dar sin vaciarse, de regar sin decrecer, de ofrecer su agua sin quedarse secos. Son aquellos que nos salpican "gotitas" de amor, confianza y optimismo, iluminando con su reflejo nuestra propia vida.

"Tender la mano es extenderte a ti mismo"

R. Mckuen

lunes, 18 de abril de 2011

Si tú me lo pides



Canción : Si tú me lo pides
Artista: Pedro Capó & Kany García

Puedo, puedo llenarte de besos
Puedo bajarte hasta el cielo
Si tú me lo pides

Puedo, hacerte ver lo invisible
Que puedas creer lo increíble
Si tú me lo pides.

Puedo, sanar tus heridas
Cruzar tus recuerdos toditos mis días
Si tú me lo pides
Te entrego mi vida.

Si tú me lo pides
Estas palabras no se esparcirán al viento
Seré aquel que te entregó el último beso
Aquel que vive por llegarte al corazón.
Si tú me lo pides
Puedes, hacer hablar mi silencio
Ser el sonido en mis versos

Si tú me lo pides
Puedes, sanar mis heridas
Cruzar mis recuerdos toditos mis días
Si tú me lo pides, todo lo consigues.

Si tú me lo pides
Estas palabras no se esparcirán al viento
Seré aquel que te entrego el último beso
Aquel que vive por llegarte al corazón.

Si tú…
Si de poesía solamente se tratara
Te escribiría siempre en cada madrugada
Tal vez no lo es tan solo un juego de palabras
Aquí va mi amor… (Aquí va… mi amor).

Si tú me lo pides
Estas palabras no se esparcirán al viento
Seré aquel que te entregó el último beso
Aquel que vive por llegarte al corazón
Si tú me lo pides.

domingo, 17 de abril de 2011

El gigante egoísta




Todas las tardes, a la salida de la escuela, los niños se habían acostumbrado a ir a jugar al jardín del gigante. Era un jardín grande y hermoso, cubierto de verde y suave césped. Dispersas sobre la hierba brillaban bellas flores como estrellas, y había una docena de melocotones que, en primavera, se cubrían de delicados capullos rosados, y en otoño daban sabroso fruto. Los pájaros se posaban en los árboles y cantaban tan deliciosamente que los niños interrumpían sus juegos para escucharlos.


—¡Qué felices somos aquí! —se gritaban unos a otros.

Un día el gigante regresó. Había ido a visitar a su amigo, el ogro de Cornualles, y permaneció con él durante siete años. Transcurridos los siete años, había dicho todo lo que tenía que decir, pues su conversación era limitada, y decidió volver a su castillo. Al llegar vio a los niños jugando en el jardín.

—¿Qué estáis haciendo aquí? —les gritó con voz agria. Y los niños salieron corriendo.

—Mi jardín es mi jardín —dijo el gigante—. Ya es hora de que lo entendáis, y no voy a permitir que nadie más que yo juegue en él.

Entonces construyó un alto muro alrededor y puso este cartel: «Prohibida la entrada. Los transgresores serán procesados judicialmente».

Era un gigante muy egoísta. Los pobres niños no tenían ahora donde jugar. Trataron de hacerlo en la carretera, pero la carretera estaba llena de polvo y agudas piedras, y no les gustó.

Se acostumbraron a vagar, una vez terminadas sus lecciones, alrededor del alto muro, para hablar del hermoso jardín que había al otro lado.

—¡Que felices éramos allí! —se decían unos a otros.
Entonces llegó la primavera y todo el país se llenó de capullos y pajaritos. Sólo en el jardín del gigante egoísta continuaba el invierno. Los pájaros no se preocupaban de cantar en él desde que no había niños, y los árboles se olvidaban de florecer. Sólo una bonita flor levantó su cabeza entre el césped, pero cuando vio el cartel se entristeció tanto, pensando en los niños, que se dejó caer otra vez en tierra y se echó a dormir. Los únicos complacidos eran la Nieve y el Hielo.

—La primavera se ha olvidado de este jardín —gritaban—. Podremos vivir aquí durante todo el año. La Nieve cubrió todo el césped con su manto blanco y el Hielo pintó de plata todos los árboles. Entonces invitaron al viento del Norte a pasar una temporada con ellos, y el Viento aceptó. Llegó envuelto en pieles y aullaba todo el día por el jardín, derribando los capuchones de las chimeneas.

—Éste es un sitio delicioso —decía—. Tendremos que invitar al Granizo a visitarnos. Y llegó el Granizo. Cada día durante tres horas tocaba el tambor sobre el tejado del castillo, hasta que rompió la mayoría de las pizarras, y entonces se puso a dar vueltas alrededor del jardín corriendo lo más veloz que pudo. Vestía de gris y su aliento era como el hielo.

—No puedo comprender como la primavera tarda tanto en llegar —decía el gigante egoísta, al asomarse a la ventana y ver su jardín blanco y frío—. ¡Espero que este tiempo cambiará! Pero la primavera no llegó, y el verano tampoco.

El otoño dio dorados frutos a todos los jardines, pero al jardín del gigante no le dio ninguno.

—Es demasiado egoísta —se dijo. Así pues, siempre era invierno en casa del gigante, y el Viento del Norte, el Hielo, el Granizo y la Nieve danzaban entre los árboles.

Una mañana el gigante yacía despierto en su cama, cuando oyó una música deliciosa. Sonaba tan dulcemente en sus oídos, que creyó que sería el rey de los músicos el que pasaba por allí. En realidad sólo era un jilguerillo que cantaba ante su ventana, pero hacía tanto tiempo que no oía cantar un pájaro en su jardín, que le pareció la música más bella del mundo.

Entonces el Granizo dejó de bailar sobre su cabeza, el Viento del Norte dejó de rugir, y un delicado perfume llegó hasta él, a través de la ventana abierta.

—Creo que, por fin, ha llegado la primavera —dijo el gigante; y saltando de la cama miró el exterior. ¿Qué es lo que vio? Vio un espectáculo maravilloso. Por una brecha abierta en el muro los niños habían penetrado en el jardín, habían subido a los árboles y estaban sentados en sus ramas. En todos los árboles que estaban al alcance de su vista, había un niño. Y los árboles se sentían tan dichosos de volver a tener consigo a los niños, que se habían cubierto de capullos y agitaban suavemente sus brazos sobre las cabezas de los pequeños.

Los pájaros revoloteaban y parloteaban con deleite, y las flores reían irguiendo sus cabezas sobre el césped. Era una escena encantadora. Sólo en un rincón continuaba siendo invierno. Era el rincón más apartado del jardín, y allí se encontraba un niño muy pequeño. Tan pequeño era, que no podía alcanzar las ramas del árbol y daba vueltas a su alrededor llorando amargamente. El pobre árbol seguía aún cubierto de hielo y nieve, y el Viento del Norte soplaba y rugía en torno a él.

—¡Sube, pequeño! —decía el árbol, y le tendía sus ramas tan bajo como podía; pero el niño era demasiado pequeño. El corazón del gigante se enterneció al contemplar ese espectáculo.

—¡Qué egoísta he sido —se dijo—. Ahora comprendo por qué la primavera no ha venido hasta aquí. Voy a colocar al pobre pequeño sobre la copa del árbol, derribaré el muro y mi jardín será el parque de recreo de los niños para siempre.

Estaba verdaderamente apenado por lo que había hecho. Se precipitó escaleras abajo, abrió la puerta principal con toda suavidad y salió al jardín. Pero los niños quedaron tan asustados cuando lo vieron, que huyeron corriendo, y en el jardín volvió a ser invierno. Sólo el niño pequeño no corrió, pues sus ojos estaban tan llenos de lágrimas, que no vio acercarse al gigante. Y el gigante se deslizó por su espalda, lo cogió cariñosamente en su mano y lo colocó sobre el árbol. El árbol floreció inmediatamente, los pájaros fueron a cantar en él, y el niño extendió sus bracitos, rodeó con ellos el cuello del gigante y le besó.

Cuando los otros niños vieron que el gigante ya no era malo, volvieron corriendo y la primavera volvió con ellos.

—Desde ahora, éste es vuestro jardín, queridos niños —dijo el gigante y, cogiendo una gran hacha, derribó el muro. Y cuando al mediodía pasó la gente, yendo al mercado, encontraron al gigante jugando con los niños en el más hermoso de los jardines que jamás habían visto. Durante todo el día estuvieron jugando y al atardecer fueron a despedirse del gigante.

—Pero, ¿dónde está vuestro pequeño compañero, el niño que subí al árbol? —preguntó. El gigante era a éste al que más quería, porque lo había besado.

—No sabemos contestaron los niños; se ha marchado.

—Debéis decirle que venga mañana sin falta —dijo el gigante. Pero los niños dijeron que no sabían donde vivía y nunca antes lo habían visto. El gigante se quedó muy triste. Todas las tardes, cuando terminaba la escuela, los niños iban y jugaban con el gigante. Pero al niño pequeño que tanto quería el gigante, no se le volvió a ver. El gigante era muy bondadoso con todos los niños pero echaba de menos a su primer amiguito y a menudo hablaba de él.

—¡Cuánto me gustaría verlo! —solía decir. Los años transcurrieron y el gigante envejeció mucho y cada vez estaba más débil. Ya no podía tomar parte en los juegos; sentado en un gran sillón veía jugar a los niños y admiraba su jardín.

—Tengo muchas flores hermosas —decía—, pero los niños son las flores más bellas.

Una mañana invernal miró por la ventana, mientras se estaba vistiendo. Ya no detestaba el invierno, pues sabía que no es sino la primavera adormecida y el reposo de las flores. De pronto se frotó los ojos atónito y miró y remiró. Verdaderamente era una visión maravillosa. En el más alejado rincón del jardín había un árbol completamente cubierto de hermosos capullos blancos. Sus ramas eran doradas, frutos de plata colgaban de ellas y debajo, de pie, estaba el pequeño al que tanto quiso. El gigante corrió escaleras abajo con gran alegría y salió al jardín. Corrió precipitadamente por el césped y llegó cerca del niño. Cuando estuvo junto a él, su cara enrojeció de cólera y exclamó:

—¿Quién se atrevió a herirte? —pues en las palmas de sus manos se veían las señales de dos clavos, y las mismas señales se veían en los piececitos.

—¿Quién se ha atrevido a herirte? —gritó el gigante—. Dímelo para que pueda coger mi espada y matarle.

—No —replicó el niño—, pues éstas son las heridas del amor.

—¿Quién eres? —dijo el gigante; y un extraño temor lo invadió, haciéndole caer de rodillas ante el pequeño. Y el niño sonrió al gigante y le dijo:

—Una vez me dejaste jugar en tu jardín. Hoy vendrás conmigo a mi jardín, que es el Paraíso.

Y cuando llegaron los niños aquella tarde, encontraron al gigante tendido, muerto, bajo el árbol, todo cubierto de capullos blancos.

Oscar Wilde

“Recuerden esto: El que siembra escasamente, escasamente cosechará, y el que siembra en abundancia, en abundancia cosechará. Cada uno debe dar según lo que haya decidido en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al que da con alegría. Y Dios puede hacer que toda gracia abunde para ustedes, de manera que siempre, en toda circunstancia, tengan todo lo necesario, y toda buena obra abunde en ustedes” 2 Corintios 9:6-8.

sábado, 16 de abril de 2011

Diccionario de los sentimientos humanos

Un trocito del Diccionario de los Sentimientos Humanos, sin reglas ni exigencias gramaticales, solo escrito desde la pura y espontánea expresión del sentir.


Adiós: Es cuando un corazón que se va deja la mitad con quien se queda.

Amigo: Es alguien que se queda para ayudar cuando todos los demás se alejan.

Amor al prójimo: Es cuando un extraño pasa a ser el amigo que todavía no abrazamos.

Caridad: Es cuando una persona tiene hambre y compartimos con ella la única galleta que tenemos.

Celos: Es cuando el corazón se retuerce porque no confia en sí mismo.

Cariño: Es cuando no encontramos ninguna palabra para expresar lo que sentimos y hablamos con las manos, colocando una caricia en cada dedo.

Evangelio: Es un libro que sólo se lee bien con el corazón.

Adoctrinamiento: Es cuando una persona conversa con el Espíritu colocando el corazón.

Cordialidad: Es cuando amamos mucho a una persona y tratamos a todos los demás como a ella.

Evolución: Es cuando avanzamos y sentimos el deseo de buscar a los que van quedando atrás.

Hijos: Es cuando Dios pone una joya en nuestras manos y nos recomienda cuidarla.

Fe: Es cuando una persona dice que va a escalar el Everest y su corazón ya lo considera.

Comprensión: Es cuando un anciano camina lentamente delante de nosotros y, aunque tenemos prisa, no lo apuramos.

Envidia: Es cuando una persona todavía no descubrió que puede ser mejor.

Lealtad: Es cuando una persona prefiere morir a traicionar a quien ama.

Enemistad: Es cuando una persona empuja bien lejos la línea del afecto.

Lágrima: Es cuando un corazón triste pide a los ojos que hablen por él.

Luto: Es una espina en el corazón que tarda en desaparecer.

Maldad: Es cuando arrancamos las alas al ángel que deberíamos ser.

Perfume: Es cuando reconocemos a quienes nos agradan, aun con los ojos cerrados.

Muerte: Es una separación com aroma de eternidad.

Nietos: Angeles que envia Dios para alegrar a los abuelos.

Orgullo: Es cuando una persona se siente hormiga y quiere convencer a los demás de que es un elefante.

Odio: Es cuando plantamos trigo todo el año, esperando que madure, y una persona lo quema todo en un día.

Perdón: Es liberar al corazón del peso de una enorme piedra.

Pesimismo: Es cuando una persona pierde la capacidad de ver la vida en colores.

Paz: Es el premio de quien cumple honestamente con su deber.

Rabia: Es cuando colocamos una muralla en el camino de la paz.

Pereza: Es cuando un virus entra en la voluntad y la enferma.

Simplicidad: Es el comportamiento de quien comienza a ser sabio.

Nostalgia: Es cuando, estando lejos de algo querido, sentimos deseos de volar para reencontrarlo.

Sexo: Es cuando una persona ama tanto a otra que desea vivir dentro de ella.

Superfluo: Es cuando nuestra sed neceita una gota de agua y pedimos un río entero.

Soledad: Es cuando estamos rodeados de gente, pero nuestro corazón no ve a nadie alrededor.

Ternura: Es cuando alguien nos mira y sus ojos brillan como dos estrellas.

Vanidad: Es cuando una persona abdica de su esencia a favor de otra; generalmente peor.

Sinceridad: Es cuando nos expresamos como si la persona a quien nos dirigimos estuviera al otro lado del espejo.

Del libro: “El Hombre que vino de la Sombra”

viernes, 15 de abril de 2011

El hombre y el poeta


Tú duermes
yo sueño

tú coqueteas
yo me apasiono

tú respiras
yo disfruto el aire

tú te alimentas
yo saboreo cada bocado

tú caminas
yo mido mis pasos

tú lavas tu rostro
yo dejo que el agua me acaricie

tú hablas
yo declamo

tú callas
yo interpreto tu silencio

tú no te detienes en detalles
yo los vuelvo inolvidables

tú dices que el dolor es imborrable
yo digo que el amor es interminable

tú quieres
yo adoro

tú miras
yo visualizo

tú oyes
yo descifro los sonidos

tú clasificas entre lo feo y lo bello
yo discierno entre clases diferentes de belleza

tú te entristeces
yo hago de la tristeza un poema

tú llegas a enamorarte
yo nací enamorado

tu vida acabará en una tumba
la mía permanecerá en un verso eterno...

©Julio Valencia
(El Salvador)

martes, 12 de abril de 2011

Los espejos de la vida


Aunque queramos no podemos vivir aislados, no podemos ser ermitaños. Quizá bajo algunas circunstancias esto sea posible, pero aislarnos no resuelve los problemas más profundos que el ser humano tiene. El crecimiento en esta vida sólo se da a partir de la relación. El espejo más grande para conocernos y descubrirnos es la relación con los otros seres humanos, pues es en esta relación que podemos descubrir nuestros miedos, nuestra forma de ver la vida y podremos ver lo que realmente nos motiva. Esta relación nos permite conocernos más profundamente y quizá a partir de ese conocimiento, sin buscar que los demás nos entiendan, sin sentirnos víctimas, sea posible una relación no codependiente sino interdependiente, donde el valor de cada persona surja de la comprensión de cada uno y no simplemente de la búsqueda de reconocimiento, estar acompañados, apoyo material o los miedos que nos hacen buscar la aprobación de lo que hacemos.


¿Cuántos de nosotros rechazamos a los demás seres humanos, para descubrir después, que aquello que más odiábamos de los demás eran nuestras propias limitaciones y nuestras propias barreras? No hay mejor maestro que las personas que entran en nuestra vida. Algunas de estas personas son ejemplos a seguir, nos dan la prueba clara de que el ser humano tiene un potencial ilimitado, otras nos muestran las limitaciones más arraigadas en nuestro interior, y nos hacen ver el lastre que detiene nuestro crecimiento. Si pones atención a todas estas personas que de alguna manera son y han sido parte de tu vida, te darás cuenta que cada una de ellas ha resaltado algún aspecto tuyo: Algunos destapan tus miedos otros despiertan tu bondad otros te encolerizan otros te hacen ver como un santo otros despiertan tu odio otros despiertan el amor infinito…


Pero, sin duda alguna, todo lo que en ti despertaron, no está en ellos sino en ti mismo(a). No hay nada afuera que pueda ser cambiado, a menos que tú cambies en tu interior. Tú decides que saldrá de ti, tú decides que entrará en ti y al final es ese cambio el que transforma tu vida. Esos miles de espejos sólo hacen su labor, mostrarte el camino correcto, el camino de tu propia liberación. Haz la prueba, mira a esos espejos sin condenarlos, sin rechazar, sin condenar ni juzgar, escucha tu interior y descubre que tienes el poder en tus manos. Si alguien te mantiene con miedo, sólo necesitas crecer y ser más grande que ese miedo. No necesitas ser violento, no necesitas alzar la voz, sólo necesitas ser libre de ese miedo, y el miedo eres tú, no la persona que piensas que te lo causa. El miedo está en ti, tu mente lo crea y lo mantiene.


¿Alguna vez tuviste miedo de entrar a una habitación oscura? Seguramente de niño y quizás de adulto también. Este miedo permaneció hasta que te diste cuenta que podías encender la luz o podías crecer más que el miedo y ahí desapareció. Cuando tú descubriste la fuerza en ti, el miedo desapareció. Ese es tu momento, ese es el instante donde tú despiertas. Pensarás que hay cosas fuera de ti que no puedes controlar, que hay maldad y hay bondad, eso es cierto, pero el miedo que te causan, el dolor que sientes están en ti no en esas circunstancias.


Es posible que las circunstancias o las personas no cambien, pero tú cambiarás la forma de abordar y enfrentar lo que vives, cambiarás la forma de ver a la gente con la que te encuentras. Si tú te mantienes libre, no dependerás más de nadie, y habrás dado el primer paso para despertar. Cuando crees que las cosas deben cambiar para ser feliz, cuando crees que son los demás los que causan tu infelicidad, de ti depende tener una vida diferente, de ti depende mirar el espejo y ser libre por la comprensión de lo que ves. Quizá ahí encuentres el significado de la frase que dijo el Maestro Jesús: “La verdad os hará libres”


Autor Desconocido

lunes, 11 de abril de 2011

Difunde el amor



Por dondequiera que vayas, difunde el amor: ante todo en tu propia casa.


Brinda amor a tus hijos, a tu mujer o tu marido, al vecino de al lado...


No dejes que nadie llegue jamás a ti sin que al irse se sienta mejor y más feliz.


Sé la expresión viviente de la bondad de Dios; bondad en tu rostro, bondad en tus ojos, bondad en tu sonrisa, bondad en tu cálido saludo.


Madre Teresa de Calcuta

miércoles, 6 de abril de 2011

El valor de una amiga


Una vez, cuando era joven y recién casada, me tomaba un té frío en un día caliente de verano bajo la sombra de un árbol. Hablaba con mi cuñada, nos estábamos conociendo, a medida que me contaba de su vida yo le contaba de la mía. No era mucho mayor que yo, pero tenía tres hijos, y parecía ser ya una madre sabia… ¡con experiencia!. Jamás olvidaré el consejo que me dio aquel día: "Consíguete amigas", me dijo, mientras sonaba los hielos que le quedaban en el vaso. "Necesitarás amigas. Ir a sitios con ellas, salir de la rutina y hacer cosas, para variar". Consideré que el consejo sonaba absurdo en el momento porque me acababa de casar y pensaba que entraba en un mundo diferente: el de las parejas. ¿O no?.

Yo era una mujer casada, santos cielos, no la niña aquella que necesitaba amigas. Pero seguí su consejo al pie de la letra y fui cultivando las relaciones con unas buenas amigas.

Según pasaron los años iba entendiendo paulatinamente a lo que se refería mi cuñada aquel día cuando me brindó su sabio consejo…

Las amigas llegan a tu casa, te traen comida y te arreglan el baño cuando estás enferma. Las amigas cuidan a tus hijos y guardan tus secretos. Las amigas te dan consejos cuando se los pides (aunque a veces los sigas y a veces no). Las amigas no siempre están de acuerdo contigo y no siempre te dan la razón, pero al menos son honestas contigo (la mayoría del tiempo). Las amigas te quieren aun cuando no están de acuerdo con tus decisiones. Las amigas se ríen contigo y no necesitan de chistes tontos para empezar a reírse. Las amigas te sacan de apuros. Están ahí cuando las necesitas… ¡al instante!. Están ahí cuando llegan esos momentos difíciles. No te dan la espalda. Las amigas escuchan cuando pierdes tu trabajo, cuando pierdes o dejas a tu marido. Las amigas te escuchan cuando tus hijos te rompen el corazón. Te escuchan cuando la mente y el cuerpo de tus padres van decayendo. Mis amigas hacen de mi vida… ¡Una bendición!.

Alguna vez fuimos más jóvenes, sin idea de lo que nos esperaba más adelante, ni de las alegrías o los momentos tristes que nos faltaban por pasar. Jamás tuvimos idea de lo mucho que necesitaríamos la una de la otra.

¡Ahora sé el valor que tiene una buena amiga!

Autor Desconocido

lunes, 4 de abril de 2011

El Ángel del Amor


Todos anhelan el Amor en el fondo de su corazón... Anhelan ser amados incondicionalmente por otra persona.

Cuando te deseo el Ángel del Amor no te deseo sólo que seas amado por otro, porque el amor es algo más que estar enamorado. El amor es una cualidad propia. El que se hace amor, lo ama todo. Aborda a toda persona con plenitud de amor y despierta la vida en ella. Se sabe amado de Dios, cuyo amor siente fluir a través de su ser.

Todo lo que hace está impregnado de este amor. Su trabajo deriva del amor, si canta, lo hace porque ama, porque su amor busca expresarse.

Que el Ángel del amor te comunique todos los días cuanto eres amado por Dios y como es de hermosa la vida que él te regala.

Autor Desconocido

domingo, 3 de abril de 2011

Doce maneras de seguir sonriendo


1.-
Aférrate a tus sueños, y no los abandones jamás.

2.-
Muéstrale al mundo lo maravilloso(a) que eres.

3.-
Confía en las posibilidades de la vida, y no te apresures a juzgar a los demás.

4.-
Confía en la estrella que brilla en tu cielo.

5.-
Encara tus problemas uno por uno para vencerlos.

6.-
Confía en toda tu fuerza interior.

7.-
Muestra al mundo la luz secreta de tu alma.

8.-
No huyas de aquellos que traen amor a tu vida.

9.-
Mira lo bueno en la vida y no sucumbas a las adversidades.

10.-
Muéstrate tal como eres, pues tienes cualidades especiales que te han sostenido hasta ahora, y que siempre te sostendrán.

11.-
No pierdas el valor.

12.-
Llena tu corazón de felicidad y espárcela en todo lo que hagas.

Recuerda sonreír... ¡La vida es hermosa!

Autor Desconocido

viernes, 1 de abril de 2011

¡Felices 103 años San Lorenzo de Almagro!

¡Y hoy San Lorenzo de Almagro cumple 103 años, un abrazo azulgrana a todos los cuervos del mundo!
Related Posts with Thumbnails