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miércoles, 30 de noviembre de 2011

Si yo fuera un Ángel...


Si fuera un Ángel : Te regalaría una estrella para que guíe tu vida.
Te abrazaría en los momentos de tristeza.

Te cantaría dulces melodías para hacer nacer en tu alma la ternura.
Te contaría un cuento de hadas y duendes hasta que al fin te duermas.
Estaría a cada instante a tu lado dandote paz y pintando en tus labios una sonrisa.

Si fuera un Ángel... te daría la mano y te invitaría a mi mundo. Entonces serías tú un Ángel que me ayude a pintar un arcoiris en los corazones y almas de la humanidad.

Autor Desconocido

domingo, 27 de noviembre de 2011

La independencia emocional


"Al principio de nuestra vida, y una vez más cuando envejecemos, nos hacen falta la ayuda y el cariño de los demás. Desgraciadamente, entre estos dos periodos de nuestra vida, durante el tiempo en el que somos fuertes y capaces de cuidar de nosotros mismos, descuidamos el valioso cultivo del cariño y de la compasión. Puesto que nuestra propia vida comienza y termina con necesidad de afecto, ¿no sería mejor que practicásemos la compasión y el amor hacia los demás mientras somos fuertes y capaces?” La cita es del actual Dalai Lama. Es verdaderamente curioso observar cómo nos enorgullecemos de nuestra independencia emocional. Aunque, claro está, tal cosa sea muy cuestionable: seguimos necesitando a los demás durante toda nuestra existencia, sólo que resulta “vergonzoso” demostrarlo, y entonces preferimos llorar ocultamente.

Y si alguien nos pide ayuda, es que se trata de un sujeto débil, de alguien incapaz de controlar sus sentimientos.

Hay una ley no escrita que dice que “el mundo es de los fuertes”, y que “sobrevive apenas el más apto”. Si esto fuese cierto, la especie humana no habría podido subsistir, pues sus individuos necesitan protección durante un largo periodo de tiempo (los especialistas dicen que apenas podemos valernos por nosotros mismos después de los nueve años de edad, mientras que una jirafa lo consigue en ocho meses como máximo, y una abeja alcanza su independencia en menos de cinco minutos).

Estamos en este mundo. Por lo que a mí respecta, yo sigo –y seguiré siempre– dependiendo de los demás. Dependo de mi mujer, de mis amigos, de mis editores. Dependo incluso de mis enemigos, que me ayudan a permanecer siempre adiestrado en el uso de la espada.

Desde luego, hay momentos en los que este fuego avanza en otra dirección, pero yo nunca dejo de preguntarme: ¿Dónde están los otros? ¿Acaso me aislé demasiado? Como a cualquier persona sana, también me hace falta la soledad, el tiempo de la reflexión.

Pero esto no debe convertirse en un vicio.

La independencia emocional no conduce absolutamente a ninguna parte, a no ser a una pretendida fortaleza, cuyo único e inútil objetivo es impresionar a los demás.

La dependencia emocional, por su parte, es como una hoguera que encendiéramos.

Al principio, las relaciones son difíciles. De la misma manera, con el fuego hay que conformarse primero con el desagradable humo, que dificulta la respiración y arranca las lágrimas. Sin embargo, una vez encendido el fuego, el humo desaparece, y las llamas lo iluminan todo, transmitiendo calor, calma, y, de cuando en cuando, haciendo saltar alguna brasa que nos quema, pero que también anima nuestra relación. ¿No están de acuerdo?

Paulo Coelho


Nota: Me parece interesante lo que hace referencia Paulo Coelho sobre la independencia emocional, por eso quise compartirlo. Siempre he pensado que los seres humanos no somos una isla, sino somos como una playa donde cada ola representa a otro ser humano con quien nos relacionamos. Es bueno saber que no estamos solos, que contamos con alguien con quien podemos compartir tanto alegrías como tristezas y en medio de un dolor profundo sentir que somos comprendidos y apoyados. No es señal de debilidad sino más bien de confianza y afecto, porque a quienes buscamos los sentimos cercanos y abrimos el corazón. Como alguien dijo: "Si alguien te busca con dolor es porque tienes el remedio, si alguien te busca con palabras es porque sabes escuchar... Nadie llega a ti por casualidad...". La dependencia emocional es buena siempre y cuando no depositemos en manos de otros nuestra propia felicidad y ayude a fortalecer los lazos de unión y armonía con los demás. ©Marielena Rondinel

viernes, 25 de noviembre de 2011

Tu verdadero amigo


Este escrito se encontró sobre una piedra.

Amigo:

Cuando estés triste, ven y te daré alegría,
mas cuando estés alegre, ven que reiremos, bailaremos y cantaremos juntos.

Debes saber que tu llanto me hace llorar,
mientras que tu risa y tus cantos
son mi mayor alegría.

Cuando tengas miedo, ven y te daré valor,
mas cuando te sientas valiente, ven
y lucharemos juntos hasta la victoria final.

Cuando estés desesperado, ven y te daré
esperanza, mas cuando tengas esperanzas,
ven y juntos las transformaremos en realidades.

Cuando no creas en nada, ni en nadie, ven
y te daré fe, mas cuando tengas un poquito de fe,
ven y moveremos juntos las montañas.

Cuando me ofendas o me hieras, ven
porque siempre te daré mi perdón y mi misericordia,
mas cuando tengas mi amistad, caminaré
siempre a tu lado y aliviaré tus cargas.

Cuando estés herido o enfermo, ven y te daré salud,
mas cuando estés sano y fuerte, ven y trabaja conmigo,
porque tuyas son las manos, las piernas y los brazos
que necesito para terminar mi obra.

Cuando necesites algo, ven y pídemelo, porque
te he prometido que te daré todo lo que me pidas,
mas cuando tengas algo, ven y ofrécemelo,
dándolo en sacrificio a tus hermanos más pequeños,
porque te lo devolveré multiplicado cien veces.

Yo estaré contigo en los amaneceres
y en los atardeceres… Estaré contigo
en la negra noche y te daré el resplandor
de las estrellas, para que no extravíes el rumbo.

Estaré contigo bajo la luz del sol y cuando llueva.
Estaré contigo en las malas y en las buenas,
en la salud y en la enfermedad, en las alegrías
y en las tristezas, en las ganancias y en las pérdidas,
en los triunfos y en los fracasos…

Jamás te abandonaré, por el simple hecho
de que te amo, y he sido, soy y seré tu amigo
por siempre jamás, hasta que la muerte nos una
para siempre en la vida eterna que te prometí.

Tu verdadero amigo… Dios

Autor Desconocido

(Fuente: www.senderoespiritual.com)

sábado, 12 de noviembre de 2011

Zanahoria, huevos o café


Una hija se quejaba a su padre acerca de su vida, y cómo las cosas le resultaban tan difíciles.

No sabía cómo hacer para seguir adelante y creía que se daría por vencida.

Estaba cansada de luchar. Parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro.

Su padre, un chef de cocina, la llevó al lugar de trabajo. Allí llenó tres ollas con agua y las colocó sobre el fuego fuerte. Pronto el agua de las tres ollas estaba hirviendo.

En una colocó zanahorias, en otra colocó huevos y en la última colocó granos de café. Las dejó hervir sin decir palabra.

La hija esperó pacientemente, preguntándose qué estaría haciendo su padre.

A los veinte minutos el padre apagó el fuego. Sacó las zanahorias y las colocó sobre un recipiente. Sacó los huevos y los colocó en un plato. Colocó el café y lo sirvió en una taza.

Mirando a su hija le dijo: ¿"Querida qué ves"? "Zanahoria, huevos y café" fue la respuesta.

La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias. Ella lo hizo y notó que estaban blandas.

Luego le pidió que tomara el huevo y lo rompiera. Al sacarle la cáscara, observó que el huevo estaba duro.

Luego le pidió que tomara un poco del café. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma.

Humildemente la hija preguntó: "¿Qué significa esto, Padre?"

El le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad:

agua hirviendo, pero que habían reaccionado de manera diferente:

La zanahoria llegó al agua fuerte, dura. Pero después de pasar por el agua hirviéndose había vuelto débil, fácil de deshacer.

El huevo había llegado al agua frágil. Su cáscara fina protegía su interior líquido. Pero después de estar en agua hirviendo su interior se había endurecido.

Los granos de café, sin embargo, eran únicos. Después de estar en agua hirviendo, habían cambiado al agua.

¿Cuál eres tú?, le preguntó a su hija.

"Cuando la adversidad llega a tu puerta, ¿Cómo respondes? ¿Cómo eres tú?

¿Eres una zanahoria que parece fuerte pero que cuando la adversidad y el dolor te tocan, te vuelves débil, y pierdes tu fortaleza?

¿Eres un huevo, que comienza con un corazón maleable? ¿Poseías un espíritu fluído, pero después de una muerte, una separación, un divorcio, o un despido te has vuelto duro y rígido?
Por fuera te ves igual, pero ¿Eres amargado y áspero,con un espíritu y un corazón endurecido?

¿O eres un grano de café? El café cambia al agua hirviente, el elemento que le causa dolor.

Cuando el agua llega al punto de ebullición el café alcanza su mejor sabor.

De corazón, te deseo que intentes ser como el grano de café, cuando las cosas no vayan bien y puedas lograr que tu alrededor mejore.

Recuerda todo lo que te sucede en la vida es por alguna razón, sólo necesitas descubrir su motivo y aprender de ello.

Autor Desconocido
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