domingo, 2 de diciembre de 2012
Soy un alma
Soy un alma. Sé muy bien que lo que quedará en la tumba no seré yo. Lo que constituye mi yo, irá a otro lado.
Cuando baje a la sepultura diré, como muchos otros: “Por hoy he terminado mi trabajo”. Pero no puedo decir: “He terminado mi vida”. Mi trabajo cotidiano comenzará a la mañana siguiente. La tumba no es un callejón sin salida; es una vía que se cierra con el crepúsculo y se abre al amanecer.
No seamos ingratos con la muerte, seámosle justos. No es, como se ha dicho, una perdición y una trampa; es un error pensar que aquí, en la oscuridad de la sepultura, se os acaba todo. Allí se vuelve a encontrar todo otra vez. La tumba es un lugar de restitución, donde el alma se libera del cuerpo, de la necesidad, de sus cargas y fatalidades y recobra su plenitud. La muerte es la mayor liberación, el paso más elevado; el que en la tierra no ha sido más que virtuoso se vuelve hermoso; el que ha sido hermoso se vuelve sublime.
Con el anochecer ha llegado el fin de mi viaje, y mi posterior resurrección en un plano de la vida más hermoso. Y, en cuanto a ti - si me echas de menos-, en realidad no me he ido, solo me he transformado, me he liberado de mi frágil envoltura, de mi cuerpo físico. Pero te volveré a ver y tu corazón se regocijará.
Víctor Hugo
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