Era tiempo de primavera cuando lo encontré,
la magia surgió de repente sin saber por qué,
aparecían las palabras matizadas con sonrisas
mientras en el corazón nacía una suave brisa.
La amistad crecía día a día como bella amapola,
un ángel me iba cautivando con su voz melodiosa,
en el cielo la luna plena compartía mi alegría,
la naturaleza se sumergía en el lago del alma.
Se esparció en las pupilas polvos de estrellas,
la mirada era otra, llevaba sembrada rosas rojas,
una historia nueva se escribía en páginas blancas,
el universo conspiraba trazando líneas adecuadas.
Cuando el amor anida, impregna totalmente la piel,
no hay manera de ocultarlo, ni de luchar con él,
dos destinos se unen para maravillar al mundo
con un sentimiento puro, extraordinario y profundo.
©Marielena Rondinel
(Perú)
Todos los Derechos Reservados
la magia surgió de repente sin saber por qué,
aparecían las palabras matizadas con sonrisas
mientras en el corazón nacía una suave brisa.
La amistad crecía día a día como bella amapola,
un ángel me iba cautivando con su voz melodiosa,
en el cielo la luna plena compartía mi alegría,
la naturaleza se sumergía en el lago del alma.
Se esparció en las pupilas polvos de estrellas,
la mirada era otra, llevaba sembrada rosas rojas,
una historia nueva se escribía en páginas blancas,
el universo conspiraba trazando líneas adecuadas.
Cuando el amor anida, impregna totalmente la piel,
no hay manera de ocultarlo, ni de luchar con él,
dos destinos se unen para maravillar al mundo
con un sentimiento puro, extraordinario y profundo.
©Marielena Rondinel
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