Las amistades se construyen de a pedacitos.
Pedacitos de tiempo que vivimos con cada persona.
No importa la cantidad de tiempo que pasamos con cada amigo,
sino la calidad del tiempo que vivimos con cada persona.
Cinco minutos pueden ser más importantes que un día entero.
Hay amistades hechas de risas y dolores compartidos;
también están aquellas amistades que nacen y no sabemos
de qué o por qué, pero sabemos que están presentes.
Saint-Exupéry dijo:
“Fue el tiempo que pasaste con tu rosa
lo que la hizo tan importante".
Pienso que el tiempo que pasamos con cada amigo es
lo que lo hace tan importante.
Porque el tiempo “perdido” con amigos no existe
es tiempo ganado, aprovechado, vivido.
Son recuerdos para un momento
o para toda una vida.
Un amigo se torna importante para nosotros y nosotros para él
cuando, aún en su ausencia, somos capaces de reír o llorar,
de extrañar o querer estar cerca de él
sólo para disfrutar de su compañía.
Anónimo
lunes, 25 de enero de 2010
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